LAS VOCES DE LAS EMBAJADAS
Desde AMOCRIC animamos a mujeres y a hombres a meterse en la piel del Rey Moro y del Embajador Cristiano, participando activamente en esta tradición e interpretando los fragmentos del texto de las Embajadas de nuestra Fiesta de Moros y Cristianos.
Para facilitar la tarea y hacerla más participativa hemos dividido el texto en 23 fragmentos. De esta forma los participantes no tendrán que verse abrumados por prepararse en poco tiempo todo el texto, sino sólo un fragmento.
En cada uno de ellos se ha intentado mantener el equilibrio entre la extensión con respecto a los otros, la coherencia dentro del mismo y la interacción entre los dos personajes.
Para participar los requisitos son los siguientes:
1) Echar un vistazo al texto de las Embajadas adjunto y seleccionar un fragmento.
2) Comunicar la intención de participar enviando un email a morosycristianosrosario@gmail.com, indicando nombre y apellidos, así como el fragmento que se pretende interpretar.
NOTA: téngase en cuenta que hay fragmentos que sólo se pueden interpretar en pareja y otros sólo de forma individual. Si quedasen fragmentos sin asignar, se procederá a su reparto.
3) Interpretar la escena al menos con una espada por personaje y preferiblemente vistiendo el uniforme correspondiente (moro o cristiano); aunque si alguien no puede acceder a un uniforme tampoco es requisito imprescindible.
4) Grabar los fragmentos interpretados en vídeo y mandarlos por WeTransfer (u otro tipo de nube digital) a morosycristianosrosario@gmail.com, indicando el número de fragmento en el nombre del archivo.
Posteriormente se procederá a un vídeo-montaje con una selección de fragmentos sobre las interpretaciones que los participantes manden, el cual se subirá al canal “AC Moros y Cristianos Carchelejo” de Youtube para que pueda visualizarse el día 15 de agosto. Día en que tradicionalmente se celebran las Embajadas de Moros y Cristianos en Carchelejo.
EMBAJADAS DE MOROS Y CRISTIANOS
ACTO PRIMERO
(Fragmento1)
Rey Moro:
¡Oh! Cómo esperar impaciente
el valor en la campaña,
dilatándose la hazaña
que juzga lograr valiente.
Bien el cristiano vengó,
el arrojo que logré,
pues si a sus puertas toqué,
dentro de esta plaza entró.
Si un rótulo puse osado
en el regio pabellón,
él con más admiración
puso otro en el más sagrado.
Yo en nombre por quien lo hacía
callé librándome huyendo,
él su intento descubriendo,
dice: que fue por MARÍA.
(Fragmento 2)
Él solo nombre perdió
con claras letras escrito,
y con exceso infinito
dama y prenda perdí yo.
En llegando a imaginar
tan grande afrenta, el valor,
quisiera con mi furor
cielos y tierra abrasar.
¡Celima, que es sol, robada
por un infame español!
¡Robárele al cielo el sol
pues falta el sol de esta plaza!
Por vengarme en desafío
hice ultrajar ese nombre.
Es fuerza, salga, si es hombre,
a vengar por él su brío.
Cristianos, Tarfe hoy es quien
el nombre del AVE MARÍA atropella!
¿Habrá quien salga a por ella?
Embajador Cristiano:
¡Y quien te mate también!
(Fragmento 3)
Rey Moro:
¿Quién eres, rapaz, que aquí
has respondido arrogante?
Embajador Cristiano:
Soy, moro, quien de MARÍA
viene a vengar los ultrajes!
y soy quien también por ella
al campo viene a matarte.
Rey Moro:
¿Tú a matarme? Dí, ¿eres dama,
que de lo hermoso te vales,
para dar muerte a los hombres
con lo hermoso del semblante?
Embajador Cristiano:
Soy un rayo fulminado,
que allí en la esfera de Marte,
contra tu loca soberbia
Vulcano forjó en volcanes.
Rey Moro:
Si tan tiernos rayos forja,
bien puedes de Venus premiarle,
pues sólo será el incendio
blando amor en los mortales.
(Fragmento 4)
Embajador Cristiano:
Moro, tu caballo toma,
y apercíbete al combate,
que pronto mi dura lanza
hará que te desengañes.
Rey Moro:
Risa me das, vuélvete,
porque batallas campales
nunca ha osado mi valor
mantenerlo con rapaces.
Embajador Cristiano:
Mi valor para conmigo
imagino que es tan grande
que para vencer el tuyo
le lleva muchas edades.
Rey Moro:
¿Y qué bisoño caudillo
que, así supo de mentarle,
que mantenga tales triunfos
contra mi brazo arrogante?
(Fragmento 5)
Embajador Cristiano:
¡Moro, acorta razones,
que se me va haciendo tarde
y, vengo con mucha prisa,
al Infierno a despacharte!
Rey Moro:
¡Reprime, cristiano altivo,
ese lenguaje insultante!
¡No quiero manchar mi acero
con tu sangre denigrante!
Embajador Cristiano:
¡Reprime tú la osadía,
infame, vil y cobarde,
que en el nombre de MARÍA
hoy de vencerte hago alarde!
Rey Moro:
¡De las altas medias lunas,
del africano estandarte,
de mahometanos pendones
renuncio en este instante
si mi loco atrevimiento
de tu ira no vengare!
¡Rayos brotan de mi furor
y centellas de mi coraje!
Embajador Cristiano:
¡Enristra lanza agarena
o corvo pérsico alfanje!
¡No contengas ese arrojo
ni la braveza de elefante,
que María por su nombre
ha de salir triunfante!
¡Y a todos os desafío!
Rey Moro:
¡Pues salgamos al combate!
ACTO SEGUNDO
(Fragmento 6)
Embajador Cristiano:
A ti, Gran Señora, alabanzas voy dando,
porque eres poderosa sin segunda,
Madre del Sol, de justicia muy fecunda,
de cuyo cetro empuñan los Fernandos.
A los enemigos de la religión diré,
si Tú, Señora, me ayudas, con tesón saldré
de esta empresa con honor
y a todos los infieles venceré.
Como en otro tiempo los israelitas,
a quien mi Dios libró del faraón,
hoy de los moros harán desolación
los que somos cristianos nacionalistas.
Pues en la esclavitud de Egipto,
con tal trama, los sarracenos,
traidores y tiranos
con traición igual a la Virgen insultaron
valiéndose, como ayer, de inicuas mañas.
Mas el Señor lloverá el maná milagroso,
para contener los años miles y cuarenta,
y el cristiano multiplicará las cuentas
de años de paz, dulces y sabrosos.
Llegaremos a los montes del Sinaí altos,
de la España, salvos y triunfantes,
con las Tablas de la Ley en los estandartes
del Rosario, Rey y Reina de los Santos.
(Fragmento 7)
Confunde, Gran Señora, a los tiranos
que persiguen injustamente tu gran ley,
y que yo defienda a España y a mi Rey,
y que vivan triunfantes los cristianos.
¡Alcaide! ¡Alcaide de ese alcázar otomano,
centinela del falso luterano!
¡Secuaces de Mahoma que, en el fuerte,
temerosos estáis cercanos a la muerte!
¡Salid de esa mezquita o almena
y escuchad lo que mi rey ordena!
Rey Moro:
¿Quién, tan osado y atrevido,
al pisar el recinto no ha temido
de este castillo, fuerte invencible,
azote de cristianos tan terrible?
¡Pero si mis ojos no me engañan,
vos sois el Embajador del Rey de España!
Embajador Cristiano:
Sí, de nuestro rey Felipe VI.
Rey Moro:
¿El descendiente de fernandos y santiagos
que de España desterraron al mahometano,
estableciendo su religión a porfía
y burlándose del moro con osadía?
Embajador Cristiano:
Sin duda que lo soy, ya que lo infieres.
Rey Moro:
Tu embajada escucho, di a lo que vienes.
(Fragmento 8)
Embajador Cristiano:
Yo solamente vengo, noble moro,
observando las leyes del decoro,
a intimarte y comprenderte
sin palabras misteriosas.
Vengas a la paz o a la guerra
y de estas dos cosas
elegirás muy prontamente la que quisieres.
Procura acertar, porque si yerras
toda la Turquía morirá en la guerra.
Si tú eres la causa de lo más malo,
no serás buen general, sí sólo un diablo,
un destructor de la morisma grey
y gran delincuente ante mi rey.
Si tu capricho no convence
Y olvidas la paz que tú aborreces,
tu cabeza pagará, moro atrevido,
tus delitos enormes merecidos.
Pues ayer con desacato,
oh bárbaro cruel, por tu mandato
salió tu ejército moro despreciable,
con la ocasión aventurable
de llevar en procesión el cristianismo
a la que es temida aún en el abismo.
A esa Divina Reina del Rosario,
Madre de Cristo, Sol cuyo Sagrario
respetan los cielos venerables
por ser Virgen y Madre respetable,
patrona del cristianismo virtuosa,
defensora de mi Ley tan famosa.
(Fragmento 9)
Pues festejándola con alegría,
llenos de amor más que a porfía,
con astucia salieron, la robaron
y en ese castillo cautivaron,
dejando burlado al pueblo religioso,
y a sus moradores, tristes y llorosos.
Y al saber mi Rey tal osadía
determina paguéis la picardía,
pues vale más que su corona
la Madre de Dios, su Patrona.
Y si con dinero y armas ha de redimirla,
está resuelto prontamente,
cortando tu cabeza y la de tu gente
para que, por pena y escarmiento,
paguéis infames vuestro atrevimiento
de haber tocado de María el sagrado
y, en Ella, la fe viva del cristiano
con bárbaros modales ordinarios,
atacando de firme su Rosario.
Rey Moro:
Me dices muy quejoso
que mi arráez, caudillo valeroso,
por traer mucha más gente
a la Virgen cautivó traidoramente.
¡Propias razones son esas de cobardía!
¡Y así, atente al hablar con osadía!
Embajador Cristiano:
¡Yo como cristiano hablo, timorato!
¡No como tú, infiel moro ingrato!
(Fragmento 10)
Rey Moro:
¡Oh, Al-Corán de Mahoma!
¡Oh, Alá, dios mahometano,
gran señor de los gentiles
y Baco de este rebaño!
¡A pelear voy, Señor,
contra todos los cristianos!
¡A defender de Lutero,
con las armas en la mano,
la secta que recibí
de mi nación africana!
¡Defiéndeme, si eres dios,
por tu zancarrón sagrado!
Si no, renegaré y me volveré cristiano.
Embajador Cristiano:
Bien saldrás, general moro,
si confías tan ufano
en falsos dioses, porque
todo te saldrá en vano.
Rey Moro:
Nada me saldrá en vano
con el poder de Mahoma.
El dinero lo desprecia
y sólo su valor le sobra.
Tentativa por probarte
fue el hablar de intereses,
porque evitaras reveses
que tanto han de desagradarte.
Porque yo creo todavía,
si insisto en el rescate,
tus ideas no deshacen
si has de ganar a María.
Pero tu brazo tan flaco
y esa gente cristianilla
no ganarán contra mí
Virgen, castillo ni villa.
(Fragmento 11)
Embajador Cristiano:
¿Piensas tú, general moro,
Que el cristiano sería tan bobo
que con dinero rescataría
a la que es Sol y Ave maría?
¡Ángeles y hombres tenemos a sus plantas,
corazón, sangre, vida y alma!
¡No, no! ¡Apercíbete
muy pronto a la guerra
si no te conviertes
y a la paz de Jesucristo viertes
lágrimas de arrepentimiento!
Con un sexto atrevimiento,
confesando que hay un Dios
en tres personas seguro,
y que Jesucristo es puro
Dios y Hombre tan real,
que con el poder divino
de este Dios tan Santo y Trino,
concibió milagrosamente
al Hijo Eterno y Omnipresente,
siempre pura e intacta Virgen
de cuya Gran Señora
es esta efigie.
Deja, deja cruel moro,
esa ley falsa y maldita;
ríndete a esta bendita
y misericordiosa Madre,
acaso a ti no te guarde,
quedarás escarmentado,
confundido y afrentado.
(Fragmento 12)
Rey Moro:
¿Desafiando al gran señor de la Turquía,
al rey de los moros y a su general,
aquel de quien tiembla el mundo entero
y es el azote de la cristiandad?
¡A mí me toca declararles la guerra
y destrozarlos a todos con severidad!
Pues, publicando su osadía,
a mi presencia festejan a María,
aquella que confiesan ser su diosa,
enemiga de mi ley tan famosa.
Por el Corán juro vengarme
de esa mujer y sus cosas,
y vomite el Infierno
sus llamas contra esa Rosa.
Para que el cristiano vea del moro
su poderosa mano, fuerte, invencible,
con mi cólera rabiosa.
¡Oh, rabia de mi furor!
¡Oh, cristiano vil y altivo!
¿Tú confiado en Esa, me
provocas vengativo?
¡Sal a la guerra, mal soldado!
¡Sal a las armas, gusanillo,
y pagarás con tu gente
la pena del atrevido!
¡Fuera de toda razones!
¡Sólo a la guerra te admito!
(Fragmento 13)
Embajador Cristiano:
¡Suenen los roncos tambores,
los clarines hagan señas,
los instrumentos marciales
todos publiquen la guerra!
¡A las armas, soldados míos!
¡Cada uno sea una fiera
para despedir veneno
contra esa fuerza agarena!
Y a vos, Santiago glorioso,
que de España sois defensa,
vuestra será la victoria
como también es la empresa.
Defended, glorioso apóstol,
a la España con tu diestra
con el poder que te dio
el Dios de la omnipotencia.
Cuando a Zaragoza vino
esta Reina Celestial,
rodeada de millares
de ángeles al Pilar,
ofreciéndonos consuelo
y toda felicidad,
teniendo España la dicha
de ver en carne mortal
a la que es toda gloria
y más pura que el cristal.
¡A la guerra vamos todos
muy seguros de triunfar!
ACTO TERCERO
(Fragmento 14)
Rey Moro:
Antes que salga la aurora
coronada de jacintos,
quiero como General,
y como cauto Caudillo
registrar mis centinelas
para ver si se han dormido;
que General que descansa
a vista de su enemigo,
bien puede ser vigilante,
bien puede ser atrevido
mas yo nunca me conformo
con tan heroicos designios.
Hoy que celebra el Cristiano
con fiestas y regocijos
el Rosario de MARÍA,
que llaman Madre de Cristo.
Por el Profeta de Alá,
que tengo en todos mis ritos,
yo he de llegar por si tiene
ese famoso castillo
algún cristiano valiente
para batallar conmigo.
Y si no, a su General,
pues que le toca a su brío
el salir a la batalla
para que este regocijo
se le vuelva gran pesar;
porque es gran desatino,
estando a mi vista, estén
en fiestas tan divertidas.
En cólera y rabia ardo,
y de mi cuchilla el filo
está ramblando por dar
muerte a cuantos atrevidos
se opusieren a mi brazo,
pues soy León vengativo,
que despedazo entre manos
a cuantos me han ofendido!
(Fragmento 15)
¡Mas Cielos, qué es lo que veo!
¡Confuso estoy, y aturdido!
¡Quién el atrevido fue,
que con tan osado brío
se atrevió a poner aquí
esta Imagen, o este hechizo
de esta mujer, a quien llaman
MARÍA, Madre de Cristo!
O no soy quien ser solía,
o es encanto lo que miro.
¿No soy aquel de quien tiemblan
los más altos edificios?
¿Los montes no se estremecen,
cuando miran vengativos
que enarbolo mis Banderas?
¿Y los brutos sumergidos,
en dando solo un amago,
quedan todos aturdidos?
¿Y no soy aquel también,
que a pechos de una Leona
mamó su leche cruel?
¿Y a quien perdona la muerte,
como hace el rayo al laurel?
Pues aquí de mi furor:
¿cómo el Cristiano atrevido
no tiembla al ver que yo
me publico su enemigo?
(Fragmento 16)
Yo he de llamar por si salen,
Porque estoy muy ofendido,
y hasta que beba la sangre
de este Cristiano atrevido,
no he de recibir contento.
Ha de ese fuerte Castillo,
salid cuantos estais dentro,
que a todos os desafío.
Salid, si queréis batalla,
y si no, dejad el sitio;
huid, que os busca un León
en volcanes encendido.
Y pues tuviese valor
en andar tan atrevido,
de fijar en mi Real Tienda
esta, que más me ha ofendido,
tenedla para salir
a la batalla conmigo;
y si no quieres salir,
en este Retrato mismo,
que es el que más estimáis,
me he de vengar atrevido,
convirtiéndolo en pedazos
con rabia y furor altivo.
(Fragmento 17)
Embajador Cristiano:
Detente, Bárbaro impío,
Que si te sufrió el valor
en llegar tan atrevido
a desafiar a cuantos
defienden la Fe de Cristo,
ya no te puede sufrir
en tan bárbaro designio;
porque tocando a MARÍA,
en pureza claro Armiño,
aquella Pura sin mancha
aquel Escollo Divino,
aquella Suprema Reina
de los Ángeles Divinos,
a quien suplico me ampare,
para que sea cuchillo
de cuantos tiranos fuertes
ultrajan su Ser Divino,
y de su Divina Gracia
mi fuerte brazo asistido,
despedace cuantos niegan
la Fe de su Sacro Hijo;
porque es tocar en el honor
del Sagrado Dios Trino,
por ser Hija, Madre y Esposa
de mi Señor tan divino.
Respeta mi ley, salvaje,
pues a ella te apercibo
en el nombre de mi Rey
Fernando VII el Vivo.
(Fragmento 18)
Y ya cansado de verte
tan soberbio, tan altivo,
vengo a que sepas, tirano,
que habrá quien te dé castigo
de las bárbaras razones,
y tu mal fundado estilo.
Y pues que tanto blasonas
de valiente, y de atrevido,
saca ese cobarde acero,
saca ese bárbaro filo,
Y verás en breve tiempo
del más humilde Caudillo
que tiene la Cristiandad,
si saben cortar los filos
de mi vencedora espada.
Ea, Bárbaro atrevido,
apercíbete a la batalla.
Rey Moro:
Ya, Cristiano, me apercibo,
y te responderé ahora
con esta abrasada aroma,
aqueste carbón de Mahoma, (riñen)
con este rayo de Alá,
con este adusto tizón,
abrasante maravilla,
castigando tu soberbia
con esta corva cuchilla.
Embajador Cristiano:
Habla menos, y obras más,
que me enojan tus razones.
Rey Moro:
Obrar y hablar, porque soy
rayo yo en las ocasiones.
(cae por tierra el Rey Moro)
¡Mas ay de mí, que la tierra
que pisaba me ha faltado!
(Fragmento 19)
Embajador Cristiano:
Ya estás vencido, tirano,
Y castigada tu infamia:
Y si a Dios no le confiesas,
y de tu Secta no te apartas,
te he de cortar la cabeza,
y en la punta de mi lanza
la he de llevar por bandera
para triunfo de mi espada.
Ea, Moro, a Dios confiesa,
y a su Madre Soberana.
Rey Moro:
¡Oh valeroso Cristiano!
Detén tu valiente espada,
y ayúdame a levantar,
que ya vencido en batalla,
si me vence el argumento,
te prometo mi palabra
de recibir el Bautismo,
y asistido de la Gracia,
confesar de Dios el Nombre,
y a su Madre Soberana.
Embajador Cristiano:
Pues con aquese propuesto,
Levanta, Moro, levanta:
propón tu dificultad,
Rey Moro:
Digo, que no puede ser
que de una Doncella Intacta
naciese este Dios, y Hombre,
quedando Doncella casta.
Esta es la dificultad,
que me aturde, y me desmaya:
parir, y quedar Doncella,
parece cosa de fábula.
(Fragmento 20)
Embajador Cristiano:
No tienes que poner duda,
Que en eso no cupo mancha.
¿No habrás visto en un cristal,
allá en tus bárbaros Ritos,
de que el Sol hermoso sale,
y entra sin romper el vidrio?
Pues así entró el Sol Divino
De Jesucristo en MARÍA,
Quedando aquel Cristal fino
De Santidad tan perfecto
Como antes de haber nacido;
Ea moro, vente con nosotros,
recibe el Santo Bautismo,
y me tendrás a tu lado
por tu más leal amigo.
Rey Moro:
Basta, valiente Cristiano,
Que dos veces me has vencido,
Una con el argumento,
y otra con tu acero limpio.
Llévame antes de que te sienta
mi gente, que apercibidos
están, para si me ofendes:
ya confieso a Jesucristo.
Llévame presto, Cristiano,
Donde reciba el Bautismo,
Que cada instante que tarda
a mí me parece un siglo.
Y a Vos, Sagrada MARÍA,
el perdón humilde os pido
de la ceguedad en que
en este siglo he vivido,
¡Ya confieso en la Fe!
¡Viva MARÍA y viva Cristo!
Embajador Cristiano:
Para haber de cristianarte
ya está todo prevenido;
y pues esperas la Fe,
abrázame, nuevo amigo.
(El Embajador Cristiano entrega al Rey Moro una medalla)
(Fragmento 21)
Luz, y gloria de Paganos,
pues en ti espero un Caudillo,
gloria de la Cristiandad,
y gran defensor de Cristo.
Y a Vos, Sagrada MARÍA,
gracias, Emperatriz del Cielo,
hermosa en todos los siglos,
alcanzadme del Señor la Gracia
y el favor preciso,
para conquistar con el moro
y sujetar al impío,
y temblarán de mi brazo
el Turco, el Hereje, y el Judío.
Gracias os doy, Madre Santa,
por victoria conseguida
de convertir a los moros
en tu nombre y en el de tu Hijo.
Porque sois poderosa
para lograr de Dios vivo
la victoria de las armas
de los cristianos, tus hijos.
Como en otro tiempo mi capitán,
fue Domingo de Guzmán,
que del Rosario fue visto,
sembrándolo por el mundo
entre las gentes y siglos
con simientes de las rosas,
del AVE MARÍA y Cristo.
Los pueblos abandonados
a los pecados y los vicios,
hermoseando las gracias
y a los infieles el Bautismo,
y viendo también brillar
el estandarte divino
en las guerras de Lepanto,
siendo MARÍA el cuchillo
del enemigo de Dios
aprisionado por grillos.
(Fragmento 22)
Rey Moro:
A ti, Reina del Rosario poderosa,
debe este cristiano convertido,
antes maldito, ciego y atrevido,
ser de tu gratitud infiel amorosa.
No extrañes en el Cielo, gran lumbrera,
que siendo yo nacido en la ignorancia,
aprendí de mis padres su desgracia,
ignorando tu Ley verdadera.
Ya Señora las leyes falsas las protesto,
ratificando con mi sangre vivir bien,
confiando en Dios y en Vos también
con el más solemne juramento.
Haz que todo el Cielo se conduela
de todos los infieles e ignorantes,
y que todos seamos de Dios
hijos firmes y constantes.
Y a mi ejemplo todos se conviertan,
pues en la Iglesia sólo hay perdón,
verdadera Ley y Mandamientos,
Fe, Esperanza, Caridad y Sacramentos.
Y fuera de creer esto, la condenación.
Y ya que la sangre del inocente Cordero
sacrificada fue por el creyente,
se convierta en Gracia, Gloria y verte
hermosísima Adonis en el Cielo.
Derrama todos tus dones,
bendiciones y gracias sobre Carchelejo,
pues en tu bondad se miran como espejo,
y de Ti es el caudal de sus corazones.
En tu Santísimo Rosario te ofrecemos
serte bien constantes,
más firmes y fieles amantes
que hasta aquí en tu Santuario.
(Fragmento 23)
Embajador Cristiano:
¡Tuya es, dulce Madre Santa,
la victoria, la palma, el olivo y el laurel!
Pues en la campaña has querido ser
corona dul y alta palma.
¡Tuyos son los triunfos merecidos,
nuestras son las dulces alegrías!
¡Tuyos también el Rosario y el AVE MARÍA
y nuestros corazones agradecidos!
¡Vivan, vivan los cristianos,
ciudades, pueblos y villas,
en las plazas y en los campos
como yo lo hago contigo!
¡Aunque sea general,
abrázame noble amigo,
y vivan todos en paz!